Wednesday, November 24, 2010

ORIGEN DE LOS PRIMATES

ORIGEN DE LOS PRIMATES

Los seres humanos somos, desde el punto de vista de la clasificación biológica, Primates, un Orden de mamíferos que conocemos más familiarmente con el nombre de monos. Desde esta perspectiva, la discusión sobre si venimos o no del mono es estéril; porque eso es precisamente lo que somos nosotros: monos. Sin duda somos unos primates especiales, que nos distinguimos de los demás por una serie de rasgos únicos. Pero ¿cuáles son dichos rasgos? y ¿cuáles de nuestras características son comunes al resto de nuestros parientes, los demás monos?. Para saberlo, es conveniente conocer que tipo de primate somos, cuáles de entre los demás primates se parecen más a nosotros y en qué estriba dicho parecido.   

Los primates son un tipo de mamífero adaptado a la vida en el bosque tropical. En la actualidad, se conocen cerca de 175
especies distribuidas por las zonas tropicales de América, Asia y África. Los seres humanos son los únicos primates que han conseguido colonizar con éxito los ecosistemas estacionales de las regiones templadas del globo. En general, los primates son vegetarianos, frugívoros y folívoros, aunque sus dietas suelen ser variadas, incluyendo invertebrados y, a veces, mamíferos. Los primates conjugan la presencia de un esqueleto básicamente primitivo, especialmente en la dentición, junto a otras características propias muy evolucionadas. Estas características están relacionadas con dos aspectos que han marcado la historia evolutiva del grupo: la vida en los árboles, y la sociabilidad.  

En la actualidad, se distinguen dos subórdenes dentro del Orden Primates: Estrepsirrinos y Haplorrinos. Los primeros son menos variados y tienen una distribución geográfica más limitada. También son los Estrepsirrinos los primates de características más primitivas, por lo que también se les conoce como
Prosimios (simios primitivos), en contraposición a los Simios o Estrepsirrinos. En este últimos suborden se encuadran los primates sudamericanos (o Platirrinos), el grupo de los cercopitécidos (papiones, mandriles, macacos y similares) y el de los hominoideos (gibones, orangutanes, chimpancés, gorilas y humanos). El conjunto de los hominoideos se distingue, ademas de por la pérdida de la cola, por una serie de adaptaciones a su peculiar forma de desplazarse por los árboles: la braquiación. Esto es, colgando de los brazos.  

Los actuales Prosimios son los representantes del grupo ancestral de los Simios. Dentro de estos, los Platirrinos fueron los primeros en desgajarse del tronco común. Con posterioridad, se separaron las estirpes evolutivas de cercopitécidos y hominoideos, que se diversificaron independientemente. Entre los hominoideos, se produjo pronto la separación de las líneas que darían lugar a los actuales hominoideos asiáticos. Así, el grupo de los gibones fue el primero en diverger, seguido de la línea conducente al orangután. Dentro del grupo de
especies africanas, el linaje del gorila apareció en primer lugar, mientras que las líneas evolutivas de los chimpancés y de los homínidos (el conjunto en el que estamos encuadrados los seres humanos) fueron las últimas en separarse, hace algo más cinco millones de años.  

De este modo, los seres humanos presentamos características propias de los Primates, junto a otras que son exclusivas de los Haplorrinos, Hominoideos y Homínidos, respectivamente.
 
Distribución geográfica de los primates
 Las aproximadamente 175 especies del Orden Primates forman, en cuanto a sus requerimientos ecológicos, un conjunto muy homogéneo. Se puede generalizar diciendo que los primates son unos mamíferos que viven en bosques tropicales húmedos (pluvisilvas) o subtropicales de tipo monzónico, con lluvias estacionales y épocas secas en las que algunos árboles pierden las hojas. En ese medio forestal cálido y lluvioso es donde se ha desarrollado su evolución, y por lo tanto todos los primates presentan numerosas adaptaciones a la vida en los árboles.  

Hay, no obstante, unas pocas excepciones a esta definición ecológica de los primates: la de habitantes del bosque tropical. Los humanos somos una de ellas aunque, en realidad, sólo desde hace unos 2,5 millones de años, cuando dejamos de vivir en los bosques tropicales y empezamos a ocupar medios no tan densamente arbolados. También los papiones desarrollan su existencia en las sabanas más o menos despejadas de África, aunque siempre acuden a la protección de los roquedos o de los árboles para pasar la noche. También hay algunos macacos que se han adaptado a regiones más frías, tales como el norte de África, el sur de Europa, las faldas del Himalaya y el Japón.  

La Biogeografía Vegetal distingue seis reinos florísticos en el mundo. La distribución de los primates coincide prácticamente con los reinos Paleotropical y Neotropical. El primero abarca Madagascar y casi toda el África subsahariana, salvo la punta más meridional del continente, que es otro reino, llamado Capense, en el que también viven los primates. El reino Paleotropical se extiende en Asia por la península del Indostán (Pakistán, India y Bangladesh), Birmania, el sudeste asiático continental (Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam) y el insular (Indonesia), y también incluye Filipinas.  

El reino Neotropical abarca toda Centroamérica y Sudamérica, excepto el cono sur (que pertenece al reino Antártico). Todas las tierras de los reinos Paleotropical y Neotropical son cálidas, y están comprendidas en su mayoría entre los trópicos de Cáncer, al norte, y de Capricornio, al sur. La causa principal de la casi ausencia de monos más allá de los trópicos es la estacionalidad, que se hace más marcada conforme nos apartamos del Ecuador.  

Los primates son bastante variados en cuanto a tipos de dieta, con
especies completamente vegetarianas mientras otras son omnívoras e incorporan a su dieta pequeños vertebrados e invertebrados como los insectos, en los que algunos primates se han especializado. Incluso los papiones y chimpancés a veces cazan y consumen otros mamíferos, pese a ser su dieta vegetariana.  

A pesar de lo variado de su dieta, los primates presentan una limitación ecológica: no pueden soportar los largos periodos, propios de los climas estacionales, en los que no hay frutas, hojas verdes, tallos y brotes tiernos, o insectos de los que alimentarse. Las estaciones dependen de la inclinación del eje de la Tierra, que, con pequeñas fluctuaciones, ha existido siempre. Pero además, el enfriamiento del planeta en los últimos millones de años es otra causa importante a la hora de explicar la distribución geográfica actual de los primates, porque la estacionalidad se ve exagerada por el cambio climático. Las tierras alejadas del Ecuador son ahora más frías en invierno que en el pasado.   

Al norte de los reinos Paleotropical y Neotropical se encuentra el reino Holártico, que incluye Norteamérica, África del norte, toda Europa y casi toda Asia (la que no pertenece al reino Paleotropical). En el reino Holártico los primates sólo viven en la región Esteasiática, que abarca parte de China, Corea y Japón. También hay, como se ha dicho, macacos de Berbería en el Norte de África (ver figura). En el resto del reino Holártico no se ven monos en ninguno de sus paisajes, sean de
tundra ártica, taiga boreal, bosque templado, bosque mediterráneo, estepa o desierto.


LOS PRIMEROS HOMÍNIDOS: Ardipithecus.


Resumen del tema
En las campañas de excavación iniciadas en el año 1992 por el profesor Tim White de la Universidad de Berkeley y su equipo, en la región del curso medio del río Awash, al este de Etiopía, se llevó a cabo el descubrimiento del homínido más antiguo conocido hasta la fecha: Ardipithecus ramidus. Los estudios geocronológicos realizados determinaron que la edad de los depósitos de la región de Aramis donde fueron hallados estos fósiles era de alrededor de 4,4 millones de años. Las características anatómicas de los fósiles de A. ramidus son muy primitivas, más próximas en muchos casos a la morfología del chimpancé que a la de otros, homínidos o a la nuestra propia. Algunos de estos rasgos primitivos son, por ejemplo, la morfología del primer molar de leche, más parecida a la de un chimpancé, la presencia de esmalte fino en sus dientes, o el tamaño grande de sus caninos en relación a los dientes posteriores. Con el resto de los homínidos comparte otras semejanzas, siendo especialmente importantes la morfología de sus caninos, que presentan más forma de incisivo, o el desgaste de sus caninos, que es plano en lugar de cortante como en los chimpancés. Estas y otras características están incluidas en la definición de los homínidos, junto con la marcha bípeda. No se sabe si A. ramidus caminaba sobre sus dos piernas o no, pero de no ser así, debe revisarse la diagnosis de los homínidos. Ardipithecus ramidus, tiene una estatura estimada de entre el metro y el metro y medio. Compartió un hábitat con especies animales y vegetales típicas de selva. Este nuevo dato induce a pensar que la aparición del primer hominoideo no estuvo directamente ligado a un cambio de condiciones climáticas y ecológicas y, por tanto, a la "conquista" de un nuevo hábitat, sino que tuvo lugar en un medio de bosque cerrado lluvioso. Nuevos hallazgos realizados en campañas posteriores, especialmente un esqueleto parcial muy fracturado, ayudarán a responder éstas y otras cuestiones sobre el origen de los homínidos.
Importancia del hecho científico
Los fósiles de homínidos descubiertos en la región de Aramis, Etiopía, con una edad de 4,4 millones de años, representan el homínido más antiguo conocido hasta la fecha. Ardipithecus ramidus, como ha sido bautizado, permite mirar un poco más atrás en el conocimiento de la evolución humana. 
Antecedentes 
El conocimiento de los Orígenes del Hombre ha seguido un curso paralelo a la historia de los descubrimientos de homínidos fósiles. Desde el primer neandertal hasta el homínido más antiguo conocido en la actualidad y objetivo de esta unidad didáctica, Ardipithecus ramidus, han tenido lugar muchos descubrimientos y se han abierto nuevas líneas de investigación que han permitido precisar más las preguntas de quién, cómo, cuándo, dónde y porqué de los protagonistas de la evolución humana..  

Estimaciones basadas en la Biología Molecular y en el registro fósil sugieren que de un núcleo ancestral se separaron las distintas líneas que dieron lugar a los primates actuales más próximos al hombre y a nosotros mismos. Para estas bifurcaciones del tronco común se barajan las siguientes fechas. Los primeros en separarse fueron los gibones, hace unos 24 millones de años. A continuación se diferenció la línea que ha dado lugar al orangután actual, hace unos 15 millones de años. Después fue el gorila, alrededor de hace unos 8 millones de años. Y, por último, una línea de la cual surgieron las dos
especies de chimpancés por un lado, y por otro la línea de los homínidos, hace poco más de 5 millones de años en África. De esto se deduce que debe de existir un registro fósil de un linaje, o grupo de linajes, de homínidos que se extiende desde hace unos 5 millones de años hasta el presente. Hoy por hoy se acepta que existieron, dentro de la familia de los homínidos, cuatro géneros distintos con varias especies a su vez, que definen los distintos linajes del árbol filogenético de nuestra familia..     
 
"Homínidos" es el término vulgar por el que se conoce a los representantes de la familia biológica a la cual pertenecemos que incluye, además de a nuestra propia especie, a aquellas formas fósiles emparentadas más próximamente con el
Homo sapiens. Nosotros somos el único género y la única especie de esta familia que pervive en la actualidad. Sin embargo, desde la separación de nuestros parientes más próximos actuales, los chimpancés, distintos géneros y muchas especies de homínidos habitaron nuestro planeta, coexistiendo en muchos momentos, varias de ellas a la vez..     
 
Desde hace unos 75 años se excavan muchos yacimientos en el continente africano, que han permitido recuperar fósiles de homínidos de morfologías muy diversas y cronologías muy amplias..     
 
Hoy por hoy, y en concordancia con la evidencia que aportan los datos de la Biología Molecular, existe un consenso para establecer la separación de nuestra familia, es decir, la aparición del primer homínido, entre hace unos 8 y hace unos 5 millones de años. Estas cifras coinciden con un cambio ecológico en el Viejo Mundo debido a factores climáticos y al progresivo descenso de la concentración de dióxido carbónico en la atmósfera, y resulta muy tentador relacionar este cambio con el origen de los homínidos como consecuencia de una adaptación al nuevo medio. Sin embargo, como se verá más adelante al revisar las características de Ardipithecus ramidus, este homínido primitivo se encontraba tan ligado al ambiente de pluvisilva como lo están hoy día los chimpancés, por ejemplo..     
 
El renombrado "eslabón perdido" son, en realidad, muchos "eslabones perdidos", puesto que cada homínido fósil rescatado representa uno de los eslabones en la larga cadena de cambios evolutivos que se han sucedido desde el primer antepasado común hasta nosostros mismos. Lo que sí es cierto es que el primer antepasado común a homínidos y chimpancés actuales era un "gran mono" de características muy generales y, dado que los monos antropomorfos actuales conservan más rasgos primitivos que nosotros mismos, cuanto más retrocedemos en el tiempo más nos acercamos a ese modelo generalista que se parece más a los chimpancés y gorilas actuales. .    
 
 Hasta la aparición de los fósiles que nos ocupan en esta unidad didáctica, los yacimientos excavados en el este y sur de África, de cronologías más recientes a los 4 millones de años, habían aportado fósiles de homínidos asignados a tres géneros distintos: Australopithecus, Paranthropus y Homo.  

En el otoño de 1992, el equipo del profesor Tim White, de la Universidad de Berkeley, trabajando en unos depósitos de alrededor de 4,4 millones de años y pertenecientes a la región del país de los Afar conocida por el nombre de Aramis, rescataron un conjunto de restos de un homínido tan primitivo que mereció ser nombrado no sólo como una nueva especie, sino como un nuevo género: Ardipithecus ramidus..     
 
El estudio y discusión de las características morfológicas de A. ramidus nos permitirá ahondar en la problemática de cuáles son los rasgos que definen a un homínido, qué es lo que nos permite diferenciar un fósil de nuestra familia de otro que no lo es. A. ramidus constituye un buen ejemplo de cómo al avanzar el conocimiento sobre los fósiles, cambian (o no) las premisas científicas que abordan el cómo y el cuándo se produce la evolución en un determinado grupo biológico..    
 
 Los gorilas y chimpancés actuales viven en un ambiente de bosque cerrado lluvioso y parece ser que este mismo hábitat es el que ocupan desde que se separó su la línea evolutiva de la que dio lugar a los homínidos. Este ambiente resulta muy poco propicio para la fosilización y parece ser la causa de que no conozcamos ningún antepasado de su linaje evolutivo. Esto dificulta la tarea de tener datos sobre cómo pudo ser el antepasado común a homínidos y póngidos. Sin embargo, lo que conocemos hoy del registro de los primeros homínidos nos permite ver que cuanto más retrocedemos en el tiempo, más parecidos son estos primeros homínidos a los póngidos actuales y son muy pocas las diferencias, pero suficientemente significativas para demostrar que esos ejemplares fósiles ya habían dado el salto en otra dirección.
 
 ¿A qué llamamos homínido?  
Según algunos autores, un homínido es aquel que pertenece a la
Familia Hominidae. Sin embargo, otros autores consideran que dentro de esta familia también deben incluirse a los grandes antropomorfos actuales, y realizar una subdivisión a nivel de Subfamilias: Ponginae y Homininae. Hoy sabemos, gracias a la evidencia aportada por la genética molecular que, desde el punto de vista estrictamente biológico, esta clasificación tampoco sería correcta. Nosotros compartimos con los chimpancés un antepasado común que no lo es de gorilas y orangutanes. Por eso es preferible la definición de homínido que incluye a todas las especies fósiles que aparecieron en nuestra línea evolutiva después de la divergencia del chimpancé..     
 
Las definiciones que se han dado para homínido también han sido incontables. En 1758, Linneo nombró nuestro
género y especie. La familia Hominidae fue definida por primera vez en 1825 por J. Gray. Hasta mediados del siglo XIX, no se conoció ninguna especie fósil y los primeros descubrimientos fueron asignados a nuestro propio género. Las características anatómicas que se reseñaban en la diagnosis de la familia Hominidae, cuando fue redefinida por Le Gros Clark en 1955, hacían básicamente hincapié en el cráneo y los dientes, y poco del cuello para abajo. Algunas de estas características eran, por ejemplo, una gran capacidad craneal, la ordenación de los dientes sobre la mandíbula en forma de parábola, caninos pequeños, y miembros perfectamente adaptados a la postura erguida y a la locomoción bípeda..    
 
 Cuando hicieron su aparición en escena los
australopitecos, parte de estas características quedaban excluídas. Se distinguían de los "antropomorfos" básicamente en la reducción de sus dientes, en especial los caninos, en la forma del desgaste de los dientes y en el bipedismo, como rasgos principales. Desde el descubrimiento de Australopithecus afarensis, los matices en las definiciones cada vez son más acusados, de ahí que en la literatura de divulgación se le conozca como el "chimpancé bípedo". Poco más que el andar de pie distingue a estos homínidos de un chimpancé.  

De A. ramidus no hay evidencia concluyente para saber si esta
especie de homínidos andaba sobre sus dos piernas, pero lo que sí sabemos es que ya había cambiado el tamaño y la forma de sus caninos y la forma en la que se desgastaban sus dientes. Hoy por hoy, estas dos características definen a un homínido. 
 
La cuestión filogenética antes de la aparición de A. ramidus. La posición filogenética de A. ramidus.
Excavaciones en Sudáfrica establecieron Australopithecus como antepasado nuestro y revelaron que existían varias
especies dentro de este género. Posteriores excavaciones en el este de África ampliaron nuestro conocimiento sobre la distribución espacial (geográfica) y temporal de Australopithecus. Hasta 1994, Australopithecus afarensis, datado entre 3 y 4 millones de años, representaba el primer homínido conocido (el más antiguo) y venía a cubrir parte del vacío existente entre los hominoideos miocenos y otros homínidos primitivos. Su morfología craniodental primitiva representaba cierto argumento a favor de la evidencia molecular, que postulaba que el antepasado común entre los homínidos y los póngidos africanos debía encontrarse en niveles del Mioceno superior / Plioceno inferior.


HOMO SAPIENS

Homo sapiens, los fósiles más antiguos datan de hace unos 100.000 años, originarios de África, se dispersaron desde allí por otros territorios: Europa, Asia, Oceanía y Amèrica. Con una capacidad cerebral de 1500 cm3, los sapiens fabricaron herramientas no sólo con piedra, sino también con marfil, asta y hueso. En ellos por primera vez aparecen adornos personales, pinturas y expresiones artísticas. Algunos estudios sostienen que la variedad de su dieta, fue importante al incorporar proteínas animales necesarias para el desarrollo y crecimiento cerebral.
Humano de nombre científico Homo sapiens sapiens (del latín Homo=hombre, sapiens=sabio) desde el punto de vista biológico, es la especie animal perteneciente a la familia de los Homínidos constituida por los seres humanos.
Es también llamada genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término generalmente se reserva específicamente a los individuos de sexo masculino.[1] Sus capacidades mentales le permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. En comparación con otros animales son entes bastante sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único ser vivo terrícola en visitar otro cuerpo del Sistema Solar; concretamente la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades -o superiores- en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún prevalece hasta el presente.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad,[2] por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo adecuado de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.







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